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LA REACCIÓN HUMANA ANTE LA OCURRENCIA DEL ACCIDENTE. UNA VISION INICIAL.

Los que llevamos ya un tiempo considerable implicados en la aplicación de la prevención de riesgos laborales en las empresas de nuestro país hemos vivido numerosos accidentes de trabajo.
La reacción humana natural es el temor ante las consecuencias jurídicas que se pueden derivar del mismo, sobre todo si la aplicación de la prevención de riesgos laborales en la empresa se considera manifiestamente mejorable.
Esa reacción de temor -en algunas ocasiones- puede llevar a actuaciones como la de diseñar una versión de los hechos distinta a la real. Dichas actuaciones, en ocasiones, llevan a modificar el escenario de los hechos.
En este punto, hay que reconocer que, con el transcurso del tiempo, estas actuaciones han pasado de ser algo que nos encontrábamos con cierta frecuencia a que sean situaciones que aparecen en raras ocasiones. 
En el caso de que apareciesen, generalmente, se encuentran presididas por los siguientes componentes:
  1. Cierto desconocimiento técnico y jurídico de los que «habría» que modificar para estar en mejor situación jurídica y, frecuentemente, es peor el remedio (por llamarlo de alguna manera) que la enfermedad.
  2. La improvisación, al disponer de poco tiempo, tampoco «ayuda» a elaborar una versión alternativa de los hechos acaecidos y que han tenido como consecuencia el accidente.

 

Otro aspecto que suele tener importancia en este asunto es el momento en el que se modifican escenarios o versiones de lo ocurrido. Es decir,
  1. Hay casos en los que se introducen cambios en el escenario antes incluso de avisar a la organización preventiva (ajena e, incluso, propia) de la empresa, intentando hacer creer a la misma de unos hechos que han sucedido de otro modo.
  2. En otras ocasiones, se intenta que sea la organización preventiva de la empresa la que elabore otra versión de los hechos.

 

Pero no es sencillo hacer creer a los profesionales -ya sean los de la organización preventiva, de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social o de los Órganos Técnicos de la Administración en materia de Prevención de Riesgos Laborales- que las cosas han pasado de una manera distinta a la realidad.
Es decir, entre otras cosas, es sencillo que aparezcan versiones contradictorias entre trabajadores, mandos de la empresa o , si es el caso, empresas intervinientes y que de dichas versiones contradictorias se generen «cabos sueltos» que saquen a la luz la verdad de lo ocurrido.
Ante esta situación, que seguramente muchos hemos vivido, nuestra recomendación es la del refranero popular: «Más vale prevenir que curar». O sea,
  1. Aplicar de modo real y definitivo la PREVENCIÓN como concepto global, principalmente de modo técnico y, a la vez, de modo jurídico a través del Plan de Prevención como Sistema de Gestión de Prevención de Riesgos Laborales.
  2. Si, a pesar de disponer de un buen sistema de gestión en materia preventiva, ocurre un accidente laboral y tenemos confianza en nuestro sistema, no deberemos «inventar» versiones alternativas a lo ocurrido pues las consecuencias es sencillo que puedan agravarse. Eso sí, cada caso es un mundo…

 

La clave estará en una adecuada definición de funciones y procesos en el Plan de Prevención, en la continua revisión de la Evaluación de Riesgos y la aplicación rigurosa de la Planificación de la Actividad Preventiva.
Para ilustrar este asunto acompañamos una noticia aparecida recientemente el diario El Faro de Vigo y de la que también se ha hecho eco www.prevencionintegral.com.

http://www.farodevigo.es/sucesos/2016/07/19/guardia-civil-detiene-encargado-obra/1500735.html