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¿Es posible trabajar sin jefes?

Si continuamos con el título, quizás más que sin jefes deberíamos decir sin estructura jerárquica definida o con un tipo de organización que otorgara mayor libertad a los individuos que forman parte de la misma.

Evidentemente, no disponer de jefes no implica que no exista una organización y que cada integrante tenga asignado un rol dentro de la misma.

Leyendo un artículo reciente sobre una empresa sueca que tomó la opción de trabajar sin jefes, podemos reflexionar acerca de los factores que deben darse al efecto y si esta experiencia y, a la postre modelo, sería extrapolable a nuestro país.

Es lógico pensar que hay numerosos factores que harán que esta posibilidad sea o no factible. Algunos de estos factores pueden ser, de modo no exhaustivo y con cierta generalización, los siguientes:

  • Perfil de los trabajadores: Unos determinados perfiles profesionales y/o personales harán que sea más fácil, o no, prescindir de jefes o mayor estructura jerárquica. Normalmente, una mayor cualificación profesional puede ser un facilitador para implantar sistemas de organización más “liberales”.
  • Sector de la empresa: Dependiendo fundamentalmente del tipo de compromiso comercial que se adquiera con los clientes, será más adecuado o no disponer de responsables que respondan del buen fin de las operaciones contratadas con los clientes. Por ejemplo, es lógico pensar que será más complicado prescindir de responsables en una empresa de mensajería que en una consultora.
  • Tamaño de la empresa: También puede ser razonable pensar que si la empresa tiene un tamaño elevado será necesario disponer de una organización jerárquica mínima. En una organización pequeña la jerarquía dispondrá de menor peso en la organización.
  • Factores culturales: Este factor se nos antoja muy importante. Hay países, o zonas geográficas, donde la responsabilidad personal y la importancia de pertenencia a un grupo (empresa, país…) está profundamente arraigada. Digamos que se dispone de un sentido colectivo; la existencia de dicho sentido colectivo y el sentimiento de responsabilidad, personal y hacia el grupo, también puede ser un enorme facilitador para implantar sistemas organizativos con menor carga jerárquica.
  • La organización funcional: Para que esto sea factible, cada persona debe conocer su cometido muy bien así como el enlace con otros puestos de trabajo de la empresa. El riesgo de “anarquía” puede ser alto en sistemas organizativos con mínima carga jerárquica si no se conoce profundamente, por parte de los integrantes de la organización, las interrelaciones funcionales del sistema organizativo.

Por otro lado, resulta complicado también el ser un “profesional libre” que debe organizarse su trabajo diariamente aunque sea dentro de una empresa como trabajador por cuenta ajena. Creo que estaremos de acuerdo si decimos que es más sencillo tener el trabajo definido y limitarnos a realizarlo que planificarnos e “inventarnos” nuestro trabajo; aunque luego nos quejemos de jefes…pero es cierto que cuando los tenemos, los buscamos.

En mayor síntesis, podemos concluir que para poder caminar hacia una empresa “sin jefes” debemos disponer de una empresa de tamaño no muy elevado (quizás menor de 50 trabajadores), dedicada a prestar servicios en algo que no exija inmediatez, con personal con alta cualificación y, además, instalada en un lugar en el que las personas dispongan de un sentido colectivo elevado. Justamente lo que sucede en el ejemplo que ha servido de base para esta reflexión, una consultora sueca de 40 empleados.

Si pensamos en nuestro país, hemos podido oir recientemente que la mayoría de nuestros jóvenes prefieren un trabajo de funcionario antes que emprender cualquier tipo de iniciativa propia. No parece un buen síntoma para poder trabajar “por cuenta propia” dentro o fuera de una empresa.

De momento, y es mi opinión, en España estamos lejos de poder implantar sistemas organizativos poco jerarquizados, fundamentalmente por factores culturales y organizativos, aunque seguro que hay casos en los que es posible y funcionarían adecuadamente; pero me temo que la generalidad precisa aún de una estructura jerárquica definida y conocida.

De todos modos, la experiencia comentada y realizada en Suecia puede ser muy válida para reflexionar hasta qué punto se puede optimizar el sistema organizativo de la empresa, funciones, controles, etc, caminando hacia sistemas menos jerarquizados.