El auditor de riesgos laborales y «el talante»
La palabra «auditoría» suele generar en la empresa por auditar una cierta intranquilidad y preocupación por el resultado del proceso auditor.
Por ese motivo, el equipo auditor suele ser recibido con inquietud y distancia en el trato pues, de alguna manera, se tiene cierto temor a la «fiscalización» que se puede sufrir durante el transcurso de la auditoría y el posible resultado negativo de la misma.
Esta circunstancia empuja a que, inicialmente, el auditor deba realizar un cierto esfuerzo para generar un clima de trabajo agradable que despierte confianza en la empresa auditada y aleje temores sobre la posible negatividad del proceso.
Pero, ¿es importante el buen clima de trabajo en un proceso de auditoría en prevención de riesgos laborales?.
Sin duda, sí.
Por experiencia profesional, si uno de los objetivos -quizás el más importante desde nuestro punto de vista- de la auditoría es aportar a la empresa auditada lo máximo posible para coadyuvar en que a los trabajadores de la empresa «no les pasen cosas en su trabajo», resultará básico disponer de una información lo más veraz posible; no podremos aportar mucho si el informe de auditoría no tiene una base del todo veraz; entenderemos fácilmente que la distancia en el trato entre auditor y auditado, representado por los responsables de prevención de riesgos laborales en la empresa auditada, provocará que la información obtenida no sea todo lo fiable que debería ser o costará mayor esfuerzo obtener dicha información. Para ello, será necesario el «buen talante» del auditor.
Además, particularizando en el trato con los trabajadores de la empresa auditada, es importante pulsar la opinión de los mismos sobre el sistema de prevención de riesgos laborales, como beneficiarios de todas las acciones que se lleven a cabo en esta materia. Los trabajadores son, por un lado, fuente de información sobre cómo llega el sistema a la base de la empresa y, además, es obligada la participación en el proceso de auditoría de los representantes de los trabajadores en materia preventiva. Es normal que el auditor deba romper una barrera de desconfianza hacia lo desconocido en la entrevista auditor-trabajador de la empresa auditada y, para ello, el primero debe inspirar en el segundo una sensación de confianza y confidencialidad en un breve espacio de tiempo; de lo contrario, es posible que la información que se obtenga merezca la utilizada frase de «cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia». Igualmente, para esto es básico que el auditor disponga de «buen talante».
Una figura importante, entre los trabajadores, a nivel de gestión preventiva con la que se suele tomar contacto es el mando intermedio. Este trabajador debe entender que su colaboración es vital y que el auditor no es alguien que viene enviado desde «arriba» para «destapar» aspectos que no se ejecuten de modo totalmente correcto. El «buen talante» del auditor debe lograr que se sienta partícipe del proceso y aporte su conocimiento y acciones ante la prevención de riesgos laborales.
Obviamente, en todo momento las entrevistas se deben realizar, en la medida de lo posible, sin presencia de responsables de la empresa auditada que pudieran alterar las respuestas de los trabajadores. Además, el auditor no deberá revelar fuentes de información y respetar el compromiso de confidencialidad que se haya adquirido con los trabajadores a todo nivel jerárquico y funcional.
Y, por último, trabajar en un buen clima debe ser un objetivo en sí mismo independientemente de la tarea que debamos realizar. Si debemos realizar un trabajo, ¿por qué no pasarlo lo mejor posible con un clima de trabajo agradable?