Los modelos de cultura de la seguridad. Hay que volver a recordarlo…..VISIÓN ZERO
Los que nos dedicamos a la Prevención de Riesgos Laborales y su aplicación solemos, entre otras frases y pensamientos, decir que la cultura preventiva es una de las asignaturas pendientes en nuestro tejido empresarial que alcanza a las actitudes de empresarios, directivos y trabajadores.
Seguro que todos, sin excepción, estamos de acuerdo en la necesidad de avance en este sentido y, por tanto, no está nunca de más volver sobre este asunto siempre que tengamos ocasión.
No hace mucho leía un breve texto basado en una información de la organizacion francesa ICSI (Instituto para una cultura de seguridad industrial) sobre 4 modelos de cultura de la seguridad.
No es la primera vez que se realiza una clasificación en este sentido y todas son bastantes coincidentes. Pero, como en prevención de riesgos laborales no se puede bajar la guardia nunca, conviene hacernos eco de esta clasificación.
Distingue el ICSI cuatro modelos, que prácticamente son niveles de avance secuencial:
- La cultura fatalista: Los actores creen que no es posible ejercer influencia sobre el nivel de seguridad…la mala suerte. Cuántas veces achacamos a la mala fortuna, azar, casualidades desafortunadas, etc, la ocurrencia de un accidente pensando que no podíamos hacer nada o hemos hecho lo posible.
- La cultura de oficio: La dirección no otorga gran importancia a la seguridad, pero a niveles más bajos existen prácticas basadas en la prudencia que se transmite en la organización. Las prácticas preventivas dependen en ocasiones de las actitudes de los mandos intermedios y trabajadores que, si se mantienen en el tiempo crean una cultura organizacional normalmente más parcial y temporal que total y sostenida en el tiempo y no basadas en sistemas de trabajo formales sino en actuaciones ante hechos concretos.
- La cultura directiva: Una cultura de seguridad directiva se desarrolla cuando la empresa – y los gerentes que la representan- se vuelven responsables del nivel de seguridad. Está respaldada por expertos, integra la seguridad en sus inversiones, desarrolla un sistema formal de seguridad y se apoya en sus directivos para transmitir y hacer que se apliquen las prescripciones. Estas medidas de seguridad, desarrolladas en forma descendente, pudieran llegar a ser contradictorias con las prácticas del oficio. Los actores en el terreno pueden mostrarse reticentes o tener dificultades para implementar las exigencias del sistema formal.
- La cultura integrada: Es el fruto de la convicción compartida de que nadie detenta la totalidad de conocimientos necesarios para asegurar buenos resultados en materia de seguridad. La prevención debe reunir un amplio conjunto de competencias, favorecer la circulación y la comparación de las informaciones y hacer que se refleje en todas las decisiones, a todos los niveles, y en todos los procesos de la empresa.
Por nuestra experiencia en prevención de riesgos laborales como auditores, la cultura fatalista no es ya relevante y consideramos que es una etapa superada.
Por tanto, y tal como indica el ICSI, la mayoría de las empresas se encuentran -principalmente- en una cultura directiva y avanzando hacia la cultura integrada a través de un notorio avance en los dos ejes que define el ICSI: la implicación de la dirección y la de los trabajadores a todo nivel.
Como herramienta de criterio en este camino es de destacar la Visión Zero, una nueva forma de abordar la gestión de la prevención en la empresa centrada en que las personas son la solución y con la visión de que todos los daños a la salud son prevenibles a través de la capacitación de las personas y su implicación en el proceso. Dispone de 7 reglas de oro: Liderazgo, Identificar Peligros, Definir Metas, Garantizar un Sistema Seguro y Saludable, Usar tecnologías seguras y saludables, Mejora de la Cualificación así como Invertir en las Personas.