La Concienciación en Prevención de Riesgos Laborales (y general)
Los prevencionistas en el ámbito laboral comentamos, en numerosas ocasiones, que es necesario influir en la concienciación de empresarios y trabajadores para disminuir la tasa de siniestralidad laboral que arrastramos desde hace muchos años.
Inicialmente, seamos conscientes de varias cosas:
- La tasa de siniestralidad, desde que se promulgó la Ley 31/95, arroja una visión de dientes de sierra…a veces mejor, a veces peor y, en estos momentos -tras casi 30 años después de la citada promulgación- estamos en fase de crecimiento de siniestralidad. Podemos explicarlo de muchas maneras, pero parece evidente que nuestra actuación como prevencionistas, “per se”, no es suficiente para combatir la lacra de los accidentes laborales y las enfermedades profesionales.
- Al coste que supone la siniestralidad laboral no se le da la suficiente difusión y, a veces, llega a dar la sensación de que asume como algo consustancial al trabajo, al estilo de aquellos antiguos presupuestos de construcción que ya asumían los costes de varios accidentes laborales en función del tamaño de la obra.
- Nos encontramos con una mentalidad -propia de las personas latinas que somos- individualista y poco tendente a la programación y planificación de acciones ante cualquier situación vital y ello afecta, de manera capital, a la gestión de prevención de riesgos laborales y sus resultados.
- Hablamos, por tanto, de cambios culturales y los mismos se producen con el paso de un tiempo muy largo y como resultado de la constancia en intenciones planificadas.
Comentaba que la actuación de los prevencionistas no parece ser suficiente en la lucha contra la siniestralidad laboral. Y en el término “prevencionistas”, en esta ocasión, podemos incluir a los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, a los Técnicos de Prevención sea cual sea su puesto de trabajo, a los Responsables de Servicios de Prevención Ajenos, a los Empresarios que se preocupan por la prevención de riesgos laborales, a los Delegados de Prevención y a muchos trabajadores que son conscientes de que es su salud -en un sentido holístico- lo que está en juego. Todo este ejército de personas convencidas de las bondades de nuestro campo de trabajo y su fin social no parece ser suficiente, hay que completar este trabajo de alguna otra manera.
En ocasiones, los prevencionistas -en el sentido amplio de la palabra citado- otorgamos premios a las buenas prácticas, a las acertadas gestiones en nuestro ámbito de trabajo y, aunque son necesarios para impulsarnos en nuestra ardua tarea para visibilizar lo mucho bueno que se hace, siempre se echa en falta la traslación de estos eventos a un entorno empresarial global, incluso a la sociedad en general. Y no es que no se intente, pero ¿está la sociedad realmente interesada en la prevención de riesgos laborales?, o, ¿se conoce el costo económico y social que nos supone la siniestralidad laboral como sociedad?, ¿de esto solamente se habla el 28 de Abril, día de la Siniestralidad Laboral, cuando ocurre un accidente grave o mortal y todo son lamentaciones y reproches? o ¿desarrollaríamos acciones en prevención de riesgos laborales si no existiera el elemento cohercitivo mediante posibles sanciones?.
Imagino que si se ha llegado a leer hasta aquí, es muy posible que se esté de acuerdo en que la situación es más o menos así.
Pero lejos de caer en un mensaje derrotista, hay que pensar qué podemos hacer para revertir una situación manifiestamente mejorable. Es claro que hay que insistir en la concienciación del mundo empresarial -empresarios y trabajadores a todo nivel- y en la introducción de criterios de prevención en la educación.
Y es aquí donde hay que diseñar políticas coordinadas en el mundo laboral y educativo de modo que se coadyuve en que las mentalidades de los habitantes de este país sean algo más planificadoras y se tenga en cuenta la prevención, tanto a nivel laboral, como en el hogar, como en la seguridad vial e, incluso, en nuestra gestión económica personal. Sí, una auténtica carrera de fondo que va en contra de nuestra genética improvisadora -donde somos un país muy destacado, en sentido positivo pues todo es necesario.
Concienciar…¿y eso cómo se hace?
Hablaba de la Educación y la importancia que tiene en el mundo de la prevención. No se trata de hacer campañas puntuales sino de introducir de modo transversal conceptos que lleven a pensar y a interiorizar el ya sabido por todos “más vale prevenir que curar”, pero estamos lejos de esto…aún. Si inculcamos en nuestros menores con éxito conceptos preventivos, además de ayudar -posiblemente- a la existencia de mejores seres humanos, serán los menores los que influirás en nosotros…que ya estamos torcidos…para que interioricemos estos conceptos a través de los vínculos emocionales que nos unen. Son conocidas por su éxito campañas de concienciación en las empresas a través de los consejos que proporcionan los hijos de los empleados; sin duda un interesante camino…”Papá o Mamá, si a tí te pasa algo, ¿quién me va a cuidar?. Aunque sea “hacer un poco de ruido con la lata” y que subyazca un mensaje negativo, el vínculo emocional lo convierte en un modo potente de influencia en la concienciación de los trabajador
Además, ya estrictamente en el mundo de la empresa, la comunicación adquiere un papel fundamental para concienciar en prevención de riesgos laborales y, sin duda, esto será extrapolable a cualquier ámbito vital ya que lo que inculcamos y transmitimos en la empresa se traslada a nuestra visa personal si lo hemos hecho bien.
Los prevencionistas, de nuevo en sentido global, llevamos hablando de prevención siempre resaltando aspectos negativos, “no hagas eso, te va a pasar aquello” y el mensaje negativo no es atractivo y raramente convence, lleva a no realizar acciones peligrosas mientras se está siendo supervisado, lo que solamente ocurre durante una mínima parte de la jornada laboral. Pero si cambiamos el mensaje, lo positivamos y decimos, “yo creo que si haces esto, te vas a sentir mejor” tendremos más posibilidades de convencer e introducir conceptos preventivos en las personas.
Las campañas de comunicación, en cualquier ámbito y también en prevención de riesgos laborales, deben conocer la población a la que va dirigida conociendo los resortes del comportamiento humano sin caer en “el café para todos”, han de ser planificadas, sostenidas en el tiempo, escogiendo canales adecuados y, preferiblemente, en clave positiva o combinando mensajes sobre consecuencias de no prevenir con los contenidos más atractivos.
Esperar que realizando campañas puntuales y charlas esporádicas vamos a cambiar el comportamiento de las personas es, sencillamente, ilusorio y, de ello, ya tenemos sobrada experiencia en estos años pasados; haciendo lo mismo no obtendremos resultados diferentes, debemos -como se dice ahora- pensar diferente, “think different”-.
Otro error que se comete con frecuencia es no tener en cuenta que para diseñar campañas de comunicación en prevención de riesgos laborales se deben aunar conocimientos en comunicación con los propios en materia de prevención de riesgos laborales. En el diseño y seguimiento de campañas de comunicación en esta materia es necesario trabajar en equipo con todas las áreas de conocimiento y experiencia que sean necesarias.
Por último, si se quiere tener éxito paulatino al implantar campañas de concienciación es imprescindible contar con la participación de trabajadores, directamente como a través de sus representantes, y tanto para diseñar la campaña como para ir evaluando los resultados que se vayan obteniendo. El diseño de la comunicación debe incluir canales bidireccionales, ascendentes y descendentes para que la que comunicación sea realmente efectiva; además, los Comités de Seguridad y Salud deben disponer de cierto protagonismo a estos efectos, tanto para definir qué hay que llevar a cabo como para calibrar lo que se esté ejecutando.
Es esperable, con el paso del tiempo, que un esfuerzo constante y planificado educativo en prevención, no solo en riesgos laborales, y otro en comunicación en la empresa de modo sostenido e inteligente, pudiera traer un avance en la cultura preventiva de las personas de nuestro país.
Solamente, y no es poco, es necesaria la voluntad política de avanzar en este sentido y el esfuerzo del mundo de la empresa en la misma dirección, ello traerá una mejor contribución de la prevención, laboral y no laboral, a la gestión económica del país y de las empresas…positivo para todos.