Los efectos reales de la aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales desde su publicación
Poco tiempo tenemos para pararnos a leer y reflexionar sobre lo que hacemos, pero cada vez se antoja más necesario.
Hoy nos hemos detenido en unas líneas, cuyo texto íntegro aportamos al final y publicadas en www.prevencionintegral.com, escritas por el prestigioso prevencionista Emilio Castejón y no hemos podido menos que hacernos eco de las mismas, por lo sencillo de las mismas y por estar de acuerdo con su análisis y conclusión.
Como sucede siempre al leer unos datos, podemos quedarnos con el trazo grueso -a veces intencionado- y darle crédito de un modo superficial o, por otro lado, analizar a fondo los datos con sentido crítico y tratar de entenderlos en toda su complejidad. Quizás, nuestra mentalidad auditora nos lleve a la segunda opción.
Pues esto mismo es lo que ha realizado Emilio Castejon y ha cuestionado los datos oficiales acerca de la evolución de la siniestralidad laboral desde la publicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales hasta nuestros días, concretamente centrando el asunto en el análisis del Índice de Incidencia.
Los datos oficiales señalan que desde 1.995 a 2.017, el índice de incidencia ha disminuido un 43%. Este simple dato sería en sí mismo para congratularnos del trabajo realizado en estos años y, más o menos, va en consonancia con los resultados obtenidos a estos mismos efectos en la zona EU-15 desde 1.998 a 2.015.
Pero, Emilio Castejón, analiza estos datos con perspectiva crítica y añade tres correcciones a los mismos:
- Se deben computar los trabajadores a tiempo parcial en función de la jornada en que prestan servicios, no como trabajadores «íntegros». Si disminuimos el denominador del cociente que resulta el ínidice de incidencia, el dato será más real y, obviamente, más elevado.
- Se tiene que tener en cuenta la evolución de las ocupaciones pues hay disminución de las más peligrosas y aumento de profesiones con menos peligro y ello influye a la baja en el índice de incidencia.
- A partir de 2008 cambia la frecuencia con la que se adjudica la baja a los accidentados. Entre 1987 y 2007 la proporción de accidentes a los que se atribuyó la baja se situó en todos los años entre el 50 y el 60%, iniciándose a partir de 2008 un importante descenso,que alcanzó un mínimo del 37% en 2012 y 2013. Si eliminamos este sesgo, el índice de incidencia analizado resultará mayor y más adecuado a la real en lo referido a la comparativa de las distintas anualidades.
Como resultado final, Emilio Castejón llega a la conclusión de que el índice de incidencia «real» fue, en el año 2017, de 5.788 mientras en el año 1995 fue de 6.059. Un descenso del 4,4%. Claramente insuficiente.
Y hay un aspecto que no se comenta en las líneas base de esta información, pues no es objeto de la misma, y que merece ser resaltado: En nuestro país, desde mitad de 2.012 aproximadamente, el índice de incidencia de siniestralidad laboral crece. Estamos lejos de llegar a un objetivo razonable y algo estaremos haciendo mal de forma continuada cuando no obtenemos evolución positiva sensible.
Para mayor amplitud de esta información, acompañamos el contenido íntegro publicado por Emilio Castejón en www.prevencionintegral.com.